miércoles, 22 de junio de 2011

Documental y Televisión

En un artículo llamado “The Documentary in Television” de 1959 Duncan Ross escribía lo siguiente:

“In 20 years the word documentary has spread all over the world to describe almost all films of social significance ... The word has now overflowed its original intention an is often applied to radio programs, books, articles and paintings.(...) It is however perfectly at home in television. Indeed, so many opportunities occur in television for “the creative interpretation of reality” through the visual image that Flaherty himself has said that the eventual future of documentary lies there”.
Duncan Ross, “The documentary in Television”, The BBC Quarterly,Vol.V, Nº.1 (1950)


Paul Rotha (1907-1984)

En los años cincuenta parecía una obviedad que el hábitat natural del documental era la televisión; teóricos y profesionales coincidían en vaticinar un futuro de estrecha relación entre el género y el medio que debían aprovecharse el uno del otro a modo de simbiosis: si el documental obtenía de la televisión un medio privilegiado de difusión la televisión obtenía del documental un formato idóneo para sus mensajes, lo que le permitía cumplir con su cometido de servicio público. Era la Europa de postguerra, donde un nuevo medio en plena efervescencia empezaba ya a desbancar el cine documental de las salas de exhibición cinematográfica (Francés, 2003:133).

“En los inicios de la historia televisiva el documental se plantea como un género necesario” (Rioyo, 2001 en Francés, 2003:134) y adquiere algunas características del nuevo medio, como la voluntad de llegar a todos los públicos o la conciencia de medio de denuncia de las problemáticas sociales. Algunos incluso afirman que el documental dejó de ser él mismo para convertirse en el “gran reportaje, ... o Documentaje, como los llama Pancorbo, con una expresión muy gráfica de su carácter híbrido (Sanabria, 1994:97). Para Jane Chapman el documental adoptó un estilo más periodístico: “The growth of television as a new medium influenced the shape of documentary as well, with journalism becoming an important influence on documentary style”. (Chapman, 2009:9)

De aquella época no queda ya nada, pese al tan anunciado rebrote del interés del público y los programadores por el documental. Es una nueva ola falsa, protagonizada por docu-series, docu-soaps, docu-glitz y otros docu-algo, que carecen por completo del espíritu apuntado por Rotha y que, lejos de querer influenciar desde un punto de vista social, buscan la audiencia segura, adornando el drama de toda la vida con pequeños estratos de realidad, una realidad que, a la vez, no deja de ser la de aquellos que se saben observados.

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